Tributo a la camarada Zoya y al camarada Shura

Una corta historia (basada en documentos de la URSS y testimonios de los vecinos de Petrichestvo) sobre la vida de dos de los partisanos más heróicos de la historia de la patria soviética:

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Como sucede con la mayoría de las figuras heróicas, la infancia de los dos no dará muchas pistas acerca de sus futuros:

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Nacidos en la bella ciudad de Tambov, Rusia, su familia se mudó a Siberia (no fueron a un gulag ni nada parecido, fueron por cuenta propia).

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Luego se fueron a Moscú y la pequeña estrella de Zoya comenzó a brillar, teniendo excelentes calificaciones en casi todas las asignaturas y leyendo literatura clásica en su tiempo libre. Al graduarse, se encontraba entre las mejores. Le esperaba un futuro brillante. Podía convertirse en una de las más grandes científicas de la era soviética, dispuesta a ayudar a su país.
Podría… sólo podría…

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La invasión nazi comenzó en junio de 1941 y más de un millón de tropas nazis violaron la frontera soviética, con la orden exterminar toda alma viviente de la patria soviética.
Entonces, el camarada Molotov llama a todo el pueblo para defender su país. Zoya y Shura fueron inmediatamente respondiendo a la llamada y se unieron a los campos de trabajo (por voluntad propia) haciendo tareas como, desde plantar patatas a fabricar bombas. Ambos de dedicarían intensamente a cada trabajo y lo harían sin pausa. Entonces, en cuanto los nazis avanzaron hacia Moscú, Zoya toma una gran decisión; se une a los frentes de batalla.
Pero primero, tiene que enfrentarse a su madre, que teme la separación. Su respuesta es corta y directa:

«No puedo quedarme. Si ganan los alemanes no habrá paz para ninguno de nosotros. Entonces la muerte no hará diferencias en cuanto los alemanes estén tan cerca. No hay nada más que pueda hacer, y estoy segura de que tú harías lo mismo».

Así que, con 17 años, se inscribe en el puesto de reclutamiento y es colocada entre las mejores partisanas. Es escogida para liderar un grupo de partisanas. Comenzarían muchas semanas de duro entrenamiento, pero todas ellas llevadas a cabo con éxito. Su heróica personalidad comienza a formarse. Zoya está lista para la batalla…

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Zoya y su equipo comienzan una campaña de sabotaje contra los alemanes allá dónde estén. Cuando estos llegan a la base se encuentran con que:

-Sus animales están envenenados o muertos.
-Sus instalaciones están reducidas a polvo.
-Sus vehículos han sido saboteados.
-Su munición ha sido robada.

Los nazis sabían que Zoya estaba detrás y su fama comienza a crecer. Pero a medida que su fama aumenta, también aumenta su búsqueda. Zoya fue capturada por los alemanes en un pueblo de Petrichestvo durante una misión de sabotaje, y así comienza un duro interrogatorio seguido de las más terribles torturas.

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La fustigaron, le escupieron y la violaron más allá de los límites humanos sólo para ver fluir su sangre. Luego, la obligaron a correr desnuda por la fría nieve rusa.
Pero ninguna de esas «tormentas» es suficiente para quebrar el espirítu de un verdadero soviético. Los alemanes sólo recibieron una respuesta:

«Estoy aquí para destruiros, huid mientras podáis»:

Como llevar a cabo más interrogatorios sería inútil, deciden ahorcarla.

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Los alemanes fuerzan a todos los vecinos de Petrichestvo a ver el ahorcamiento. Querían que todos lo viesen y difundieran la noticia.

Los nazis le dicen a Zoya:

«¿Dónde está Stalin para que te salve ahora?»

Y Zoya responde:

«Stalin está en su puesto, igual que el resto de nosotros. Aunque ustedes me ahorquen, vamos a aguantar. Somos 200 millones, no pueden ahoracarnos a todos».

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Su bravura y su coraje dejaron a los alemanes sin palabras, ya que ni imploraba clemencia ni incluso traicionaba a sus camaradas para negociar por su propia vida. Pero Zoya escogió esperar su muerte con valentía y confianza, habiendo sellado así su destino con honor y gloria.
Los vecinos de Petrichestvo intentan ayudarla con total admiración, una admiración que está fuera de cualquier descripción, muchos no pueden esconder sus emociones. Pero Zoya rehusa huir. Su espíritu soviético no se pliega ni en la situación en la que se encontraba. Ella cumple con su deber para la patria soviética y eso es todo lo que importa. A continuación, mira a toda la multitud y dice:

«¡Adiós, camaradas!, ¡Luchen!, ¡No tengan miedo!, ¡Stalin está con nosotros!, ¡Stalin vendrá por nosotros!, ¡Stalin nos vengará!».

Esas fueron sus últimas palabras…

Zoya tenía 18 años.

Las noticias de su ejecución llegaron a Moscú en cuestión de días. Al conocer su muerte, los ojos de Stalin se llenaron de lágrimas. Su muerte no sería en vano, Stalin la vengaría.

Pero antes, Stalin toma todas las medidas para homenajear a la joven heróica. Zoya sería premiada con la medalla de «Héroe de la Unión Soviética.»

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La decisión fue confirmada por el camarada Mikhail kalinin, que fue a entregar personalmente la medalla a la madre de Zoya. Pero, la muerte de Zoya tuvo un impacto mayor, ya que su madre comenzó a recibir una montaña de cartas de personas normales y corrientes deseando entrar en el frente para vengar la muerte de su hija. Nuevos batallones fueron formados, y muchos de ellos llevaron su nombre.

Los nazis ahora se enfrentaban a una nueva pesadilla. Mataron a Zoya y pensaban que habían acabado con ella, pero a cada paso que daban, podían oir su nombre y sentir su presencia.

Los soviéticos contraatacan. El hermano de Zoya, Shura, también se une al frente y lucha en primera línea. Luego, Stalin envía a Shura a enfrentarse a la 197 división alemana. Nada más y nada menos que LOS ASESINOS DE SU HERMANA.

Los alemanes sufrirían. Shura y su división acabaron con todos ellos y apenas dejaron sus cadáveres. Zoya finalmente encontría la paz.

Finalmente, Shura cayó en el cerco de Konigsberg. La victoria de la URSS se produciría apenas un mes después.

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El camarada Kalinin también proclamó a Shura «Héroe de la Unión Soviética». La escuela a la que fueron Zoya y Shura tendría sus nombres, así como miles de monumentos en su memoria.

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Todos estos homenajes se llevaron a cabo para acercar al pueblo a los dos jóvenes que dieron el mejor ejemplo de como se debe vivir, trabajar, luchar y morir como un verdadero soviético.

ImagenTraducido por «Cultura Proletaria» del blog AK47

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