La Gran Revolución Cultural (Negra) Proletaria
Un año antes de la Revolución Cultural, Robert Williams publicó un artículo en «Crusader» titulado «Reconstituir el arte afroamericano para reformar las almas negras«. Mientras que la llamada de Mao para una revolución cultural significaba deshacerse de los vestigios (entre otros, culturales) del viejo orden, Williams -no a diferencia de otros miembros del movimiento de las Artes Negras en los Estados Unidos- hablaba de librar a la cultura negra de una «mentalidad esclava«. Aunque adoptando algunas palabras del manifiesto del CCP (la «Decisión del Comité Central del Partido Comunista de China en relación a la Gran Revolución Cultural Proletaria«, publicada el 12 de agosto de 1966, en «Pekín Review«), el ensayo de Williams buscaba construir sobre la idea, no sobre la ideología de la Revolución Cultural. Como Mao, llamó a los artistas negros a abandonar los grilletes de las antiguas tradiciones y hacer arte sólo al servicio de la revolución. «El artista afroamericano debe hacer un esfuerzo decidido y consciente para reconstituir nuestra forma de arte y remodelar la nueva alma negra orgullosa y revolucionaria… Deben crear una nueva teoría y dirección y preparar a nuestro pueblo para la lucha más amarga, sangrienta y prolongada contra la tiranía racista y la explotación. El arte negra debe servir a los mejores intereses del pueblo negro. Debe convertirse en un arma poderosa en el arsenal de la revolución negra». Los líderes del RAM coincidían. Un documento interno del RAM en 1967, titulado «Algunas cuestiones sobre el período actual«, clamaba por una revolución cultural negra a gran escala en los Estados Unidos cuyo objetivo sería «destruir los hábitos, actitudes, maneras, costumbres, filosofías, etc. opresivos condicionados por los blancos, que el opresor nos enseñó y nos capacitó para tener. Esto significa una nueva cultura revolucionaria a gran escala«. También significaba el fin del pelo procesado, el blanqueamiento de la piel, y otros símbolos que se repiten como un loro de la cultura dominante. Por supuesto, la revolución tenía como objetivo no sólo a los negros burgueses, sino también a los peluqueros y esteticistas.
La promoción consciente del arte como arma de la liberación negra no es nada nuevo, se puede encontrar, al menos, en la izquierda del Renacimiento de Harlem, si no antes. Y el movimiento de las Artes Negras en los Estados Unidos, por no hablar de prácticamente todos los otros movimientos contemporáneos de la liberación nacional, tomaba esta idea muy en serio. Fanon lo dice en «Los condenados de la Tierra«, traducción al inglés de lo que estaba en llamas durante la época. Sin embargo, la Revolución Cultural en China tenía gran influencia. Después de todo, muchos, si no la mayoría de los nacionalistas negros estaban familiarizados con China y Mao, e incluso si no reconociesen o no mostrasen las influencias de las ideas maoístas en la necesidad del arte revolucionario o de la naturaleza prolongada de la Revolución Cultural, las comparaciones son todavía impresionantes. Considere el manifiesto de 1968 «Nacionalismo Cultural Negro» de Maulana (Ron) Karenga. Publicado por primera vez en la «Negro Digest«, el ensayo tomó muchas de sus ideas del «Conversaciones en el foro de Yenán sobre Literatura y Arte» de Mao. Como Mao, Karenga insistía en que todo arte debe ser juzgado por dos criterios: «artístico» y «social» («político»); que todo arte revolucionario debe ser para las masas; y que, en palabras de Karenga, el arte «debe ser funcional, esto es útil, ya que no podemos aceptar la falsa doctrina de «el arte por el arte«. Definitivamente podemos ver la influencia del maoísmo en los esfuerzos de Karenga por crear una cultura alternativa revolucionaria. Está claro, los siete principios de unidad Kwanzaa (el día de fiesta afroamericano que Karenga inventó y celebró por primera vez en 1967), la autodeterminación, el trabajo colectivo y la responsabilidad, la economía colectiva (socialismo), la creatividad, el propósito y hasta incluso la fe, son casi tan armónicos como las ideas de Mao en cuanto a la cultura «tradicional» africana. Y no es coincidencia que al menos uno de los principios, Ujamaa, o la «economía cooperativa,» fuese la base de la famosa «Declaración de Arusha» de 1964 del presidente de Tanzania Julius Nyerere, siendo Tanzania el primer y más importante aliado de China en África.
Aunque la deuda de Karenga con Mao pasase desapercibida, el PLP fue consciente de ella. El periódico del PLP, «Challenge«, publicó un artículo mordaz que atacaba al conjunto del movimiento de las Artes Negras y sus teóricos. Bajo el título «La Agitación [LeRoi] Jones-Karenga: Los «rebeldes» culturales nos engañan«, el artículo caracterizaba a Karenga como un «pseudo-intelectual» que «había leído completamente las «Conversaciones sobre Literatura y Arte» de Mao». «En realidad, puede citar este trabajo como si lo hubiera escrito. Lo que hizo con este clásico marxista fue tirar su espíritu -la lucha de clases- y sustituirlo por ninguna lucha. Además, coloca el «arte» sobre la política y HACE DEL ARTE LA REVOLUCIÓN«. «El nacionalismo cultural«, continuaba el artículo, «no sólo es idolatrar los aspectos más reaccionarios de la historia africana. ¡Va tan lejos como para medir el compromiso revolucionario de alguien por la ropa que usa! Eso es parte de la «conciencia negra«.
Sin duda, la revolución se convirtió en un tipo de arte, o más precisamente, en un estilo distinto. Si eran afros o dashikis o chaquetas de cuero y pañuelos, la mayoría de los revolucionarios negros en los Estados Unidos desarrollaron su propio criterio estético. En el mundo editorial, «El Pequeño Libro Rojo de Mao» causó un tremendo impacto en los estilos literarios de los círculos radicales negros. La idea de que un libro de bolsillo de citas enérgicas y aforismos pudiese contener una variedad de asuntos de comportamiento ético, pensamiento y práctica revolucionaria, desarrollo económico, filosofía, etc, era atractivo para muchos activistas negros, independientemente de las alianzas políticas. El Pequeño Libro Rojo impulsó una industria artesanal de libros en miniatura expresamente para militantes negros. «El Libro Negro«, editado por Earl Ofari Hutchison (con ayuda de Judy Davis), es uno de los casos. Publicado por el Proyecto de Educación Radical (en 1970), «El Libro Negro» es una compilación de breves citas de W.E.B. Du Bois, Malcolm X y Frantz Fanon que se refieren a una variedad de asuntos relacionados con la revolución nacional y mundial. Las similitudes con las citas del Presidente Mao son impresionantes: los títulos de los capítulos son: «Cultura y Arte Negra«, «Política«, «Imperialismo«, «Socialismo«, «Capitalismo«, «Juventud«, «El Tercer Mundo«, «África«, «Acerca de América«, y «Unidad Negra«. La introducción de Earl Ofari Hutchison coloca la lucha en un contexto global y clama por las éticas revolucionarias y la «unificación tanto espiritual como física del Tercer Mundo«. «La verdadera negritud«, añade, «es un estilo de vida colectivo, un conjunto colectivo de valores y una visión del mundo común» que crece de las diferentes experiencias en el Oeste. El Libro Negro no fue escrito en defensa del nacionalismo negro contra la invasión del maoísmo. Más bien, Earl Ofari Hutchison cierra diciendo «luchadores por la libertad en todas partes, continúan leyendo su libro rojo, pero ponen al lado del revolucionario LIBRO NEGRO. Para ganar la batalla a continuación, ambos son necesarios«.
Sigue leyendo