Archivo por meses: octubre 2014

«Black like Mao» – La China Roja & La Revolución Negra (4º Y ÚLTIMA PARTE)

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La Gran Revolución Cultural (Negra) Proletaria

 
Un año antes de la Revolución Cultural, Robert Williams publicó un artículo en «Crusader» titulado «Reconstituir el arte afroamericano para reformar las almas negras«. Mientras que la llamada de Mao para una revolución cultural significaba deshacerse de los vestigios (entre otros, culturales) del viejo orden, Williams -no a diferencia de otros miembros del movimiento de las Artes Negras en los Estados Unidos- hablaba de librar a la cultura negra de una «mentalidad esclava«. Aunque adoptando algunas palabras del manifiesto del CCP (la «Decisión del Comité Central del Partido Comunista de China en relación a la Gran Revolución Cultural Proletaria«, publicada el 12 de agosto de 1966, en «Pekín Review«), el ensayo de Williams buscaba construir sobre la idea, no sobre la ideología de la Revolución Cultural. Como Mao, llamó a los artistas negros a abandonar los grilletes de las antiguas tradiciones y hacer arte sólo al servicio de la revolución. «El artista afroamericano debe hacer un esfuerzo decidido y consciente para reconstituir nuestra forma de arte y remodelar la nueva alma negra orgullosa y revolucionaria… Deben crear una nueva teoría y dirección y preparar a nuestro pueblo para la lucha más amarga, sangrienta y prolongada contra la tiranía racista y la explotación. El arte negra debe servir a los mejores intereses del pueblo negro. Debe convertirse en un arma poderosa en el arsenal de la revolución negra». Los líderes del RAM coincidían. Un documento interno del RAM en 1967, titulado «Algunas cuestiones sobre el período actual«, clamaba por una revolución cultural negra a gran escala en los Estados Unidos cuyo objetivo sería «destruir los hábitos, actitudes, maneras, costumbres, filosofías, etc. opresivos condicionados por los blancos, que el opresor nos enseñó y nos capacitó para tener. Esto significa una nueva cultura revolucionaria a gran escala«. También significaba el fin del pelo procesado, el blanqueamiento de la piel, y otros símbolos que se repiten como un loro de la cultura dominante. Por supuesto, la revolución tenía como objetivo no sólo a los negros burgueses, sino también a los peluqueros y esteticistas.

La promoción consciente del arte como arma de la liberación negra no es nada nuevo, se puede encontrar, al menos, en la izquierda del Renacimiento de Harlem, si no antes. Y el movimiento de las Artes Negras en los Estados Unidos, por no hablar de prácticamente todos los otros movimientos contemporáneos de la liberación nacional, tomaba esta idea muy en serio. Fanon lo dice en «Los condenados de la Tierra«, traducción al inglés de lo que estaba en llamas durante la época. Sin embargo, la Revolución Cultural en China tenía gran influencia. Después de todo, muchos, si no la mayoría de los nacionalistas negros estaban familiarizados con China y Mao, e incluso si no reconociesen o no mostrasen las influencias de las ideas maoístas en la necesidad del arte revolucionario o de la naturaleza prolongada de la Revolución Cultural, las comparaciones son todavía impresionantes. Considere el manifiesto de 1968 «Nacionalismo Cultural Negro» de Maulana (Ron) Karenga. Publicado por primera vez en la «Negro Digest«, el ensayo tomó muchas de sus ideas del «Conversaciones en el foro de Yenán sobre Literatura y Arte» de Mao. Como Mao, Karenga insistía en que todo arte debe ser juzgado por dos criterios: «artístico» y «social» («político»); que todo arte revolucionario debe ser para las masas; y que, en palabras de Karenga, el arte «debe ser funcional, esto es útil, ya que no podemos aceptar la falsa doctrina de «el arte por el arte«. Definitivamente podemos ver la influencia del maoísmo en los esfuerzos de Karenga por crear una cultura alternativa revolucionaria. Está claro, los siete principios de unidad Kwanzaa (el día de fiesta afroamericano que Karenga inventó y celebró por primera vez en 1967), la autodeterminación, el trabajo colectivo y la responsabilidad, la economía colectiva (socialismo), la creatividad, el propósito y hasta incluso la fe, son casi tan armónicos como las ideas de Mao en cuanto a la cultura «tradicional» africana. Y no es coincidencia que al menos uno de los principios, Ujamaa, o la «economía cooperativa,» fuese la base de la famosa «Declaración de Arusha» de 1964 del presidente de Tanzania Julius Nyerere, siendo Tanzania el primer y más importante aliado de China en África.

Aunque la deuda de Karenga con Mao pasase desapercibida, el PLP fue consciente de ella. El periódico del PLP, «Challenge«, publicó un artículo mordaz que atacaba al conjunto del movimiento de las Artes Negras y sus teóricos. Bajo el título «La Agitación [LeRoi] Jones-Karenga: Los «rebeldes» culturales nos engañan«, el artículo caracterizaba a Karenga como un «pseudo-intelectual» que «había leído completamente las «Conversaciones sobre Literatura y Arte» de Mao». «En realidad, puede citar este trabajo como si lo hubiera escrito. Lo que hizo con este clásico marxista fue tirar su espíritu -la lucha de clases- y sustituirlo por ninguna lucha. Además, coloca el «arte» sobre la política y HACE DEL ARTE LA REVOLUCIÓN«. «El nacionalismo cultural«, continuaba el artículo, «no sólo es idolatrar los aspectos más reaccionarios de la historia africana. ¡Va tan lejos como para medir el compromiso revolucionario de alguien por la ropa que usa! Eso es parte de la «conciencia negra«.

Sin duda, la revolución se convirtió en un tipo de arte, o más precisamente, en un estilo distinto. Si eran afros o dashikis o chaquetas de cuero y pañuelos, la mayoría de los revolucionarios negros en los Estados Unidos desarrollaron su propio criterio estético. En el mundo editorial, «El Pequeño Libro Rojo de Mao» causó un tremendo impacto en los estilos literarios de los círculos radicales negros. La idea de que un libro de bolsillo de citas enérgicas y aforismos pudiese contener una variedad de asuntos de comportamiento ético, pensamiento y práctica revolucionaria, desarrollo económico, filosofía, etc, era atractivo para muchos activistas negros, independientemente de las alianzas políticas. El Pequeño Libro Rojo impulsó una industria artesanal de libros en miniatura expresamente para militantes negros. «El Libro Negro«, editado por Earl Ofari Hutchison (con ayuda de Judy Davis), es uno de los casos. Publicado por el Proyecto de Educación Radical (en 1970), «El Libro Negro» es una compilación de breves citas de W.E.B. Du Bois, Malcolm X y Frantz Fanon que se refieren a una variedad de asuntos relacionados con la revolución nacional y mundial. Las similitudes con las citas del Presidente Mao son impresionantes: los títulos de los capítulos son: «Cultura y Arte Negra«, «Política«, «Imperialismo«, «Socialismo«, «Capitalismo«, «Juventud«, «El Tercer Mundo«, «África«, «Acerca de América«, y «Unidad Negra«. La introducción de Earl Ofari Hutchison coloca la lucha en un contexto global y clama por las éticas revolucionarias y la «unificación tanto espiritual como física del Tercer Mundo«. «La verdadera negritud«, añade, «es un estilo de vida colectivo, un conjunto colectivo de valores y una visión del mundo común» que crece de las diferentes experiencias en el Oeste. El Libro Negro no fue escrito en defensa del nacionalismo negro contra la invasión del maoísmo. Más bien, Earl Ofari Hutchison cierra diciendo «luchadores por la libertad en todas partes, continúan leyendo su libro rojo, pero ponen al lado del revolucionario LIBRO NEGRO. Para ganar la batalla a continuación, ambos son necesarios«.
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«Black like Mao» – La China Roja & La Revolución Negra (3º PARTE)

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El regreso del «Black Belt»

Según la mayoría de los relatos, no surgió una ideología maoísta explícita en el panorama político de los Estados Unidos hasta que Mao inició la Gran Revolución Cultural Proletaria en 1966. Un precursor de la revolución irrumpió en China nueve años antes, cuando Mao instó a sus compatriotas a «que se abran cien flores» y «que cien escuelas de pensamiento compitan«. Esta campaña era sólo humo de paja, de cualquier modo, y fue silenciada rápidamente después de que las demás flores criticaran abiertamente al Partido Comunista Chino.

Pero la Revolución Cultural era diferente. Jerarquías en el partido y en el Ejército Rojo fueron ostensiblemente eliminadas. La crítica y la autocrítica fueron alentadas, siempre que coincidiesen con el pensamiento de Mao Tse-Tung. Comunistas sospechosos de apoyar un camino capitalista eran llevados a juicio. Intelectuales burgueses en el mundo académico y en el gobierno, debían realizar trabajos manuales entre el pueblo como una forma de derrumbar las jerarquías sociales. Y todos los vestigios del antiguo orden deberían ser eliminados. La juventud, ahora la vanguardia, atacaba la tradición con venganza y trataba de crear nuevas formas culturales de promover la revolución. El pueblo chino estaba llamado a educarse. La Revolución Cultural intensificó los elementos constituyentes del maoísmo: la idea de la rebelión y el conflicto constante; el concepto de la centralidad del pueblo sobre las leyes económicas o las fuerzas productivas; la noción de moral revolucionaria.

No importa cuál es la perspectiva de alguien sobre la Revolución Cultural, proyectada al mundo -sobre todo para los que simpatizan con China y los movimientos revolucionarios de forma general- era una visión de una sociedad donde las divisiones entre los poderosos y los débiles eran sucias, y donde el estatus y el privilegio no necesariamente distinguían a los líderes de los liderados. Los socialistas Paul Sweezey y Leo Huberman, editores del periódico socialista independiente «Monthly Review«, reconocían las enormes implicaciones de tal revolución en la pobreza urbana de los Estados Unidos: «¡Sólo imagine lo que pasaría en los Estados Unidos si un presidente invitase a los pobres de este país, poniendo un énfasis especial en los negros de los guettos urbanos, para que ganasen la guerra contra la pobreza por sí mismos, prometiéndoles protección del ejército contra represalias!» Por supuesto, los Estados Unidos no son un país socialista y nunca intentarán serlo, y a pesar de alguna cosa simpática del Presidente Lyndon Johnson, los negros en Estados Unidos no eran tratados por el Estado como «el pueblo«. Sus problemas eran una carga para la sociedad y sus revueltas ingratas y la proliferación de organizaciones revolucionarias no inspiraban mucha simpatía por los negros pobres.

Para muchos de la Nueva Izquierda, los afroamericanos eran no sólo «el pueblo«, sino también el sector más revolucionario de la clase obrera. El énfasis de la Revolución Cultural en la eliminación de jerarquías y en el fortalecimiento de los oprimidos reforzaba la idea de que la liberación negra estaba en el corazón de la revolución americana. El propio Mao Tse-Tung dio crédito a esta visión en su declaración de abril 1968 ampliamente publicada «En apoyo a la lucha afroamericana contra la represión violenta«. La declaración fue hecha durante una manifestación masiva en China en protesta por el asesinato del Dr. Martin Luther King Jr., en la cual Robert Williams y Vicki Garvin estuvieron entre los oradores. Según Garvin, «millones de manifestantes chinos» marchaban bajo la lluvia para denunciar el racismo estadounidense. En respuesta a las revueltas provocadas por el asesinato de King, Mao caracterizó estas revueltas urbanas como «un nuevo toque de clarín para todos los pueblos explotados y oprimidos de Estados Unidos contra el liderazgo bárbaro de la clase capitalista monopolista«. Más que la declaración de 1963, las palabras de Mao dotaron a las revueltas urbanas de importancia histórica en el mundo de la sublevación revolucionaria. Su declaración, así como la lógica general de la «teoría de la revolución de nueva democracia» de Lin Biao, justificaba el apoyo de los movimientos nacionalistas negros y su derecho a la autodeterminación.

En el contexto de las revueltas urbanas se dio la convergencia de varias oleadas de radicalismo negro, incluyendo el RAM, para dar origen en Oakland, California, a los Black Panthers para la autodefensa. Tal vez la organización negra más visible promoviendo el pensamiento de Mao Tse-Tung, probablemente también los menos serios en cuanto a la lectura de escritos marxistas, leninistas, o maoístas y al desarrollo de una ideología revolucionaria. Fundado por Huey Newton y Bobby Sealon, anterior miembro del RAM, los Black Panthers fueron mucho más allá de los límites de la Merritt College y reclutó al «lumpenproletariado». Gran parte de la base se dedicaba a la propaganda más que cualquier otra cosa, y su biblia era El Pequeño Libro Rojo.
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«Black like Mao» – La China Roja & La Revolución Negra (2º PARTE)

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El Movimiento de Acción Revolucionaria y la futura Revolución Negra

 

El vuelo de Williams a Cuba inspiró en parte la creación del RAM. En Ohio, alrededor de 1961, miembros negros de los Estudiantes por una Sociedad Democrática (SDS), así como activistas del Comité de Coordinación Estudiantil sin Violencia (SNCC) y del Congreso de Igualdad Racial (CORE) se reunieron en un pequeño grupo para discutir el significado del trabajo de Williams en Monroe y su posterior exilio. Liderados por Donald Freeman, un estudiante negro en la Case Western Reserve en Cleveland, el núcleo del grupo consistía en una organización recién creada llamada «Challenge«, formada por estudiantes de la Central State College en Wilberforce. Los miembros de la Challenge estaban especialmente motivados por el ensayo de Harold Cruse «Nacionalismo Revolucionario y Afroamericano«, que circulaba ampliamente entre los jóvenes radicales negros. Inspirados por la interpretación de Cruse de la importancia mundial de la lucha por la liberación negra, Freeman esperaba transformar la Challenge en un movimiento revolucionario nacionalista similar a la Nación del Islam, pero eso adoptaría las tácticas de acción directa del SNCC. Después de un largo debate, los miembros de la Challenge resolvieron disolver la organización en la primavera de 1962 y formar el Comité de Acción Revolucionaria (originalmente llamado «Reform» Action Movement para no asustar a la administración), con sus principales líderes Freeman, Max Stanford y Wanda Marshall. Unos meses más tarde trasladaron su base a Philadelphia, comenzaron a publicar un periódico bimensual llamado «Black América» y un boletín informativo de una página llamada «RAM Speaks«, e hicieron planes para construir un movimiento nacional en dirección al nacionalismo revolucionario, la organización juvenil, y la autodefensa armada.

Freeman y los miembros del RAM, en Cleveland, continuaron trabajando públicamente a través del Instituto Afroamericano, un grupo de reflexión de orientación activista formado en el otoño de 1962. Bajo la dirección de Freeman, su consejo -apodado «Soul Circle«- consistía en un pequeño grupo de hombres negros relacionados con organizaciones comunitarias, derechos civiles y laborales y grupos estudiantiles. Miembros del consejo como Henry Glover, Arthur Evans, Nate Bryant, y Hanif Wahab disertaban sobre historia y política africana, organizaban foros para discutir el futuro del movimiento por los derechos civiles, la participación negra en la política de Cleveland, y las condiciones económicas de los negros urbanos. El instituto también reclutó al gran baterista Max Roach para ayudar en la organización de un tablón titulado «El papel del artista negro en la lucha por la libertad«. Miembros del instituto también utilizaron folletos y panfletos al azar para influir en el pensamiento de la comunidad negra sobre asuntos locales e internacionales. Destinados «a quien pueda interesar«, estos breves folletos pretendían estimular debate y ofrecer a la comunidad negra una posición sobre temas más urgentes como «las elecciones, la renovación urbana, la subordinación de la economía negra, la ‘carrera armamentista’, y la lucha en el sur«. En un año, el instituto pasó de la impresión de folletos a la impresión de un boletín informativo completo llamado «Afropinion«. A través del Instituto Afroamericano, los miembros de la RAM en Cleveland trabajaron con activistas del CORE y otros organizadores de la comunidad para exigir mejoras en la asistencia hospitalaria para los pacientes negros y protestar contra la exclusión de la historia africana y afroamericana del currículum de las escuelas públicas. La campaña más importante del instituto en 1963 fue la defensa de Mae Mallory, una mujer negra que estaba encarcelada en Cleveland por su relación con Robert Williams en Monroe, Carolina del Norte. Poco después del vuelo de Williams a Cuba, Mallory fue arrestada en Ohio a la espera de los cargos de extradición. El instituto y sus aliados, incluída la Nación del Islam en Cleveland, pidieron al gobierno de Ohio que retira la solicitud de extradición, y también organizaron una manifestación masiva delante de la prisión exigiendo la liberación inmediata de Mallory.

En Carolina del Norte, el RAM provino principalmente de la Asociación Afroamericana. Fundada por Donald Warden en 1962, la Asociación Afroamericana consistía en estudiantes de la Universidad de California en Berkley y de la Merritt College, muchos de los cuales, como Leslie y Jim Lacy, Cedric Robinson, Ernest Allen, y Huey Newton, tenían papeles especiales como intelectuales y activistas radicales. En Los Angeles, el presidente de la Asociación Afroamericana era un joven llamado Ron Everett, que más tarde cambiaría su nombre a Mualna Karenga y fundaría la organización de los EE.UU.. La Asociación Afroamericana desarrolló rápidamente una reputación como grupo de militantes intelectuales dispuestos a discutir con cualquiera. Desafiando a maestros, a grupos de discusión como la Alianza de la Juventud Socialista, y enseñando públicamente historia y cultura negra, esos jóvenes activistas dejaron una profunda impresión en algunos estudiantes, así como en la comunidad negra. En el Este de la Bahía, donde la tradición de los discursos de tribuna murió en los años 30 (con la excepción de las campañas individuales del Congreso de Derechos Civiles comunista a principios de los años 50), la Asociación Afroamericana era la prueba viviente de que una cultura militante intelectual, vibrante y altamente visible, podría existir.

Mientras tanto, el movimiento Trabajo Progresista (PL) comenzó a patrocinar viajes a Cuba y reclutó a algunos estudiantes radicales negros en el Este de la Bahía para ir juntos. Entre ellos estaba Ernest Allen, trasladado para la UC Berkley del Merritt College, ya que había sido expulsado de la Asociación Afroamericana. Chico obrero de Oakland, Allen formaba parte de una generación de radicales negros cuyo descontento con la estrategia del movimiento por los derechos civiles de la resistencia pasiva y sin violencia, los llevó más cerca de Malcolm X y de los movimientos de liberación en el Tercer Mundo. No es sorprendente que a través de su viaje a Cuba en 1964 descubriera el Movimiento de Acción Revolucionaria (RAM). Entre los compañeros de viaje de Allen estaba un grupo de militantes negros Detroit: Lucas Tripp, Charles («Mao«) Johnson, Charles Simmons, y General Baker. Todos eran miembros del grupo estudiantil en Uhuru, y todos desempeñaron papeles clave en la formación del Movimiento Obrero Revolucionario Dodge de la Liga Obrera Negra Revolucionaria. Casualmente, el líder de RAM, Max Stanford, ya estaba en la isla visitando a Robert Williams. Cuando llegó la hora de regresar a los Estados Unidos, Allen y el grupo de Detroit estaban comprometidos con la fundación de la RAM. Allen se detuvo en Cleveland para reunirse con miembros de la RAM en su viaje en autobús de vuelta a Oakland. Armado con copias de «Crusader» de Robert Williams y materiales relacionados con la RAM, Allen regresó a Oakland con la intención de establecer la presencia de la RAM en el Este de la Bahía. Como resultado, activistas como Isaac Moore, Kenn Freeman (Mamadou Lumumba), Bobby Seale (futuro fundador de los Black Panthers), y Doug Allen (hermano de Ernie) establecieron una base en el Merritt College a través del «Soul Students Advisory Council«. Aunque el grupo nunca había superado un puñado de personas, su presencia intelectual y cultural fue ampliamente estimada. Allen, Freeman y los otros, fundaron un periódico llamado «Soulbook: The Revolutionary Journal of the Black World«, que publicaba prosa y poesía orientadas a la izquierda nacionalista negra. Freeman, en particular, era muy respetado entre los activistas del RAM y ampliamente leído. Constantemente llevaba a sus miembros a pensar en la lucha negra en un contexto global. Los editores de «Soulbook» también desarrollaron lazos con radicales negros de la vieja izquierda, sobre todo con el ex-comunista Harry Haywood, cuyo trabajo publicaron en una edición temprana.
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«Black like Mao» – La China Roja & La Revolución Negra (1º PARTE)

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«Esta es la era de Mao Tse-Tung, la era de la revolución mundial y la lucha afroamericana por la liberación es parte de un movimiento universal invencible. El Presidente Mao fue el primer líder mundial en elevar la lucha de nuestro pueblo al nivel de la revolución mundial«. – Robert Williams 1967

Parece que el presidente, al menos como un símbolo, ha disfrutado de un resurgimiento de la popularidad entre los jóvenes. La imagen y las ideas de Mao Tse-Tung aparecen constantemente en una miríada de contextos políticos y culturales. Por ejemplo, The Coup, un famoso grupo de hip-hop de la bahía de San Francisco, rehabilitó a Mao en el panteón de los héroes radicales negros y, al hacerlo, colocó la lucha por la libertad negra en un contexto internacional. En una canción llamada «Dig It» (1993), The Coup se refiere a sus miembros como «Los condenados de la Tierra«; le dicen a los oyentes que lean El Manifiesto Comunista; y evocan ídolos revolucionarios como Mao Tse-Tung, Ho Chi Minh, Kwame Nkrumah, H. Rap Brown, el movimiento Mau Mau en Kenia, y Geronimo Ji Jaga Pratt. A la manera maoísta clásica, The Coup se aprovecha de la frase más famosa de Mao y se apropia de ella: «Somos conscientes de que el poder está niquelado«. Aunque los miembros de The Coup no nacieron hasta después del apogeo del maoísmo negro, «Dig It» captura el espíritu de Mao en relación al mundo-a-mundo colonial que incluía a los afroamericanos. En Harlem, a finales de los años 60 y principios de los 70, parecía que todo el mundo poseía una copia de Citas del Presidente Mao Tse-Tung, más conocido como «El Libro Rojo«. Periódicamente, simpatizantes de los Black Panthers eran vistos vendiendo El Libro Rojo en las esquinas para recaudar fondos para el partido. Y no era raro ver a un joven radical negro caminando por la calle vestido como un campesino chino, excepto por el pelo Afro y las gafas de sol, por supuesto.

Como África, China estaba en movimiento y había un sentimiento general de que los chinos apoyaban la lucha por la libertad negra; por supuesto, los negros clamaban por la revolución en nombre de Mao al igual que en el nombre de Marx y Lenin. Incontables radicales negros de la época estimaban que China, ni Cuba ni Ghana o incluso París, era la tierra en la que se podría obtener la verdadera libertad. No era perfecta, pero era mejor que vivir en el vientre de la bestia. Cuando el líder de los Black Panthers, Elaine Brown, visitó Beijing en el otoño de 1970, se sorprendió gratamente por lo que la Revolución China había conseguido en términos de mejora de la calidad de vida: «Viejos y jóvenes relataban emocionantes testimonios, como convertidos en un bautismo, sobre las glorias del socialismo«. Un año más tarde regresó con el fundador de los Black Panthers Huey Newton, cuya experiencia en China describió como «una sensación de libertad, como si se hubiese ido un gran peso de mi alma y pudiese ser yo mismo, sin defensa o pretensión o necesidad de explicación. Me sentí absolutamente libre por primera vez en mi vida, completamente libre entre mis hombres«.

Más de una década antes de que Brown y Newton pisasen suelo chino, W.E.B. Du Bois se refirió a China como el otro gigante dormido preparado para liderar las razas de color en la lucha mundial contra el imperialismo. Su primer viaje a China fue en 1936 -antes de la guerra y de la revolución- durante un largo viaje a la Unión Soviética. Volviendo en 1959, cuando era ilegal viajar a China, Du Bois descubrió un nuevo país. Le llamó la atención la transformación de los chinos, en particular en relación a la emancipación de la mujer, y se fue convencido de que China lideraría a las naciones subdesarrolladas en el camino hacia el socialismo. «China después de largos siglos«, dijo en un encuentro con comunistas chinos en la celebración de su 91 aniversario, «se puso de pie y dio un salto hacia adelante. ¡África se levanta, se pone en pie, piensa y habla! ¡Aja! Se aleja de Occidente y su esclavitud y humillación de los últimos 500 años y encara el sol naciente«.

Como radicales negros llegaron a ver a China como el faro de la revolución del Tercer Mundo y el pensamiento de Mao Tse-Tung como guía es una complicada y fascinante historia que involucra literalmente a decenas de organizaciones y que cubre buena parte del mundo, desde los guetos estadounidenses al interior de África. Por lo tanto, el texto que sigue no pretende ser exhaustivo; al contrario, organizamos este artículo para explorar el impacto del pensamiento maoísta y, más en general, de la República Popular de China en los movimientos negros radicales desde los años 50 hasta por lo menos la mitad de los años 70. Además de eso, nuestro propósito es explorar como el nacionalismo radical negro formuló debates dentro del maoismo de las organizaciones «anti-revisionistas» en los Estados Unidos. Nuestra opinión es que China ofreció a los radicales negros un modelo del Tercer Mundo «de color» o un modelo marxista que les permitió desafiar una visión blanca y occidental de la lucha de clases, un modelo que moldear y reformular para adaptar sus realidades políticas. Aunque el papel de China haya sido contradictorio y problemático en muchos aspectos, el hecho de que los campesinos chinos, por delante del proletariado europeo, hicieran una revolución socialista y clavaran una posición en la política mundial distinta de la soviética y de la americana, dotó a los radicales negros de un sentido más profundo de la importancia revolucionaria y del poder. Por último, Mao no sólo demostró a los negros en el mundo que no necesitaban esperar «condiciones objetivas» para una revolución, pero su exaltación de la lucha cultural formuló también debates profundos sobre el arte y la política negra.
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¿Debemos organizar la revolución?

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Hace de esto mucho, mucho tiempo, más de un año. En el seno del partido ruso habían surgido, según el testimonio de un conocido socialdemócrata alemán, Parvus, “discrepancias de principio”. La tarea política más apremiante del proletariado era la lucha contra los excesos del centralismo, contra la idea de “mandar” a lo sobreros desde una Ginebra cualquiera, contra la exageración de la idea una organización de agitadores, de una organización de dirigentes. Tal era la profunda, firme e inconmovible convicción del menchevique Parvus, expresada en un boletín titulado Aus der Weltpolitik (“En torno a la política mundial”) de 30 de noviembre de 1903, publicación que aparecía semanalmente en alemán.

Al buen Parvus se le dijo entonces (véase la carta de Lenin a la Redacción de Iskra, diciembre de 1903) que había sido víctima del chismorreo, que aquello en que él veía una discrepancia de principio no era más que el producto de mezquinas querellas y que el rumbo ideológico de la nueva Iskra, que comenzaba ya a manifestarse, era un rumbo hacia el oportunismo. Parvus se calló, pero sus “ideas” acerca de la exageración de una organización de dirigentes fueron recogidas y mascadas y vueltas a mascar bajo cien formas distintas por los neoiskristas.

Catorce meses han transcurrido desde aquello. La desorganización de la labor del partido por los mencheviques y el carácter oportunista de su propaganda se han puesto claramente de manifiesto. El 9 de enero de 1905 reveló la reserva verdaderamente gigantesca de energía revolucionaria acumulada por el proletariado y todas las insuficiencias de la organización de los socialdemócratas. Parvus lo pensó mejor. Envió a Iskra un artículo, publicado en el número 85, que representa, en el fondo, un retorno total de las nuevas ideas de la nueva Iskra oportunista a las ideas de la vieja Iskra revolucionaria. “Había surgido un héroe –dice Parvus, refiriéndose a Gapón-, pero no un dirigente político, ni un programa de acción, ni una organización […] Se manifestaron los trágicos resultados de la falta de una organización […] Ninguna cohesión entre las masas, todo se producía sin plan, no había un centro coordinador, ni un programa que orientara la acción […] El movimiento declinó, por falta de una organización coordinadora y dirigente”. Y Parvus da la consigna que ya nosotros señalábamos en el número 6 de Vperiod : “organizar la revolución”. Parvus llega, bajo la influencia de las enseñanzas de la revolución, a la convicción de que, “bajo las condiciones políticas imperantes, no podemos organizar a estos cientos de miles” (se refiere a la masa dispuesta a lanzarse a la insurrección). “Pero sí podemos –dice con acierto, repitiendo con ello una vieja idea del libro ¿Qué hacer?sí podemos crear una organización que sería un fermento aglutinante y que a la hora de la revolución agruparía en torno suyo a estos cientos de miles”. “Deben organizarse círculos obreros con la tarea claramente definida de preparar a las masas para la insurrección, agruparlos durante ésta en torno suyo y comenzar la insurrección al lanzarse una determinada consigna”.

¡Por Fin!, exclamamos con alivio, al encontrarnos con estas viejas y justas ideas, que yacían cubiertas de escombros en el basurero de la nueva Iskra. Por fin, escuchamos la voz de un socialdemócrata que no se postra de hinojos ante la retaguardia de la revolución, sino que señala sin miedo la tarea de apoyar a la vanguardia revolucionaria.
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Qué salió mal en el régimen de Pol Pot

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I. Resumen

Nuestra posición

En abril de 1975, dos semanas antes de la caída de Saigón en Vietnam, un ejército de andrajosos, delgados y muy jóvenes campesinos y campesinas, derrotaron al gobierno respaldado por los yanquis en el vecino país de Camboya. En enero de 1979, 44 meses más tarde, soldados vietnamitas invadieron y quitaron del Poder a este nuevo régimen.

La brevedad de este período es parte de lo que hace difícil entenderlo. Además, no hay informes presenciales de fondo e incluso algunos de los hechos básicos están en disputa entre quienes estudian Camboya (o Kampuchea, en el idioma khmer del país). Una importante dificultad es que el Partido Comunista de Kampuchea (PCK) dirigido por Pol Pot, mantuvo en secreto sus políticas y metas, incluyendo su existencia la mayor parte del tiempo en el Poder, y desde entonces ninguno de sus líderes ha salido en defensa de su línea. Sin embargo, la principal fuente de confusión sobre este período es que un consenso reaccionario se impuso de parte de los medios de comunicación y porque ha habido muy pocos que se le opusieron.

Cada vez que Pol Pot es mencionado (frecuentemente, considerando que han pasado dos décadas desde la caída del régimen de Kampuchea Democrática), la conclusión es siempre la misma: la revolución es peor que los males sociales que dice curar. Muchos estudios se basan en cifras sin fundamentar del número de personas que murieron durante el período de Kampuchea Democrática, para probar que las fuerzas que expulsaron a los yanquis del sudeste de Asia eran peores que los imperialistas(1).

La verdad, ¿qué creer y a quién?, es una gran parte del debate. Cualquier lector que no se pregunte, “¿por qué debería creer yo eso?”, no está completamente consciente de la manera en que este tema se ha estado usando.

Proponemos desbancar a la “sabiduría convencional” sobre este asunto. A diferencia de otros que declaran falsamente que no tienen un punto de vista particular desde el cual juzgar, nuestra posición básica es muy clara. Como Mao dijo: “Se justifica la rebelión contra los reaccionarios”. En otras palabras, aquí nuestro punto de partida es que la guerra que libraron los tres pueblos indochinos (Vietnam, Camboya y Laos) contra los imperialistas fue justa. No importa cuán críticas sean nuestras conclusiones sobre el régimen de Pol Pot, el hecho es que éste tuvo que ocuparse del horror que los yanquis crearon. Si alguien debe ser juzgado por genocidio en el sudeste de Asia, ésta debe ser la clase dominante yanqui. Las acusaciones de genocidio del gobierno yanqui contra los ex líderes del PCK sólo intentan invertir lo correcto y lo incorrecto. Sigue leyendo

La Revolución Cultural: Salud y economía

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Salud

Echemos un vistazo a los servicios de salud durante la Revolución Cultural. En pocas palabras, la China maoísta, que no era un país rico, pudo crear lo que Estados Unidos no ha podido: un sistema de asistencia médica para todos. Los servicios de salud eran gratis o a un costo bajo, y se regían por principios de cooperación e igualitarismo.

La China maoísta daba prioridad a la prevención, la higiene y otras medidas colectivas de salud pública. Durante la Revolución Cultural, el foco de la salud pública se trasladó de la ciudad al campo, pero también mejoraron los servicios de salud en las ciudades. Incluso llevaron servicios básicos a las zonas remotas.

En el campo, cada comuna gozaba de una red de servicios de salud que tenía una clínica grande o un hospital, dispensarios y consultorios médicos en las aldeas. En promedio, los campesinos pagaban en servicios médicos de uno a dos dólares al año. Uno de los avances más emocionantes de la Revolución Cultural fue el movimiento de los “médicos descalzos”: jóvenes campesinos o de las ciudades que recibían cursos médicos rápidos para dar asistencia médica básica en las aldeas y trataban la mayoría de las enfermedades comunes. También iban médicos de la ciudad a las zonas rurales; en cualquier momento dado, un tercio de los médicos urbanos prestaban servicios en el campo.
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IX Congreso del Partido Comunista Chino (1969)

Entre el 1 y el 24 de abril de 1969 se lleva a cabo el IX Congreso. Tres aspectos destacan en sus acuerdos:

-Se realiza un completo balance de la revolución cultural y se detalla la línea de continuación de la revolución bajo la Dictadura del Proletariado.Se redactan unos nuevos Estatutos del partido que aportan la característica de reforzar la democracia y relajar la rigidez orgánica de la estructura partidaria para debilitar un posible resurgimiento de la línea derechista, que tradicionalmente se ampara en un organicismo inflexible y en una disciplina jerárquica estricta, estableciéndose incluso el derecho a la disidencia.

-Otro importante artículo destaca la necesidad de educarse permanentemente en la lucha de dos líneas y en la revolución ininterrumpida para dirigir resueltamente la lucha contra el enemigo de clase, allí dónde se encuentre.

-Y por último, son sustituidos todos los miembros reconocidos de la fracción liushista.

Historias y lecciones de Jack London

Jack London

 

Jack London es, sin exagerar, uno de los escritores americanos más importantes de todos los tiempos. Considerado uno de los mayores narradores de aventuras, su influencia traspasó las fronteras de su país y de su época. Hoy, es leído en cualquier parte del mundo, como hace cien años, con el mismo interés.

Nacido en San Francisco, California, el 12/01/1876, Jack London es hijo ilegítimo de William Chaney, astrólogo y periodista, y de Flora Wellman, que se llamaba espiritista y vidente. Tenía ocho meses de edad cuando su madre se casó con John London, que lo adoptó. Su educación era precaria, sin embargo, al ser un lector voraz, el autodidactismo de Jack hizo posible su entrada en Berkeley. Sin embargo, abandonó la universidad después de un semestre, ya que decía que ésta no tenía vida.

Dotado de una personalidad inusual, buscando ansiosamente nuevas experiencias, el escritor tuvo la existencia muy bien caracterizada por uno de sus biógrafos como «Vida de aventuras». Fue contrabandista de ostras, marinero, obrero, maquinista, minero, vagabundo, ganadero, etc. Como periodista, cubrió la guerra ruso-japonesa (1905) y la Revolución Mexicana (1914).

London llegó a ser el escritor estadounidense mejor pagado de su época. Vió publicados más de cincuenta libros y un sin número de otros que salieron a título póstumo. Obras como «La llamada de la selva» (1903), «La gente del abismo» (1903), «El lobo de mar» (1904), «Colmillo Blanco» (1906), «Memorias de un alcohólico» (1906), «El crucero del Snark» (1907), «Martin Eden» (1909 ), etc,. Han sido traducidos a varios idiomas y se han convertido en clásicos de la literatura universal. Toda su obra refleja el compromiso social y revolucionario, el materialismo y el socialismo. Por esas razones, muchos años después de su muerte, Jack London entró en el índice del macarthismo. La implacable persecución promovida en los años 50 por la burguesía archireaccionaria de los EE.UU. contra cualquier expresión socialista.
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Charu Mazumdar – El camino de la revolución en la India

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Naxalbari

 El Himalaya, situado en el continente asiático, es la cordillera más alta del planeta. Posee diez de las catorce cimas que superan los 8.000 metros en el mundo y se extiende por Bután, Nepal, China y la India.

A los alrededores de estas enormes montañas se encuentra la aldea de Naxalbari, en el estado de Bengala Occidental, considerado como uno de los bastiones del maoísmo en la India y donde en 1967 se inició y se extendió la guerra popular que la Fracción Roja (dirigida por Charu Mazumdar) fusionada con las masas de campesinos pobres y sin tierra, libraron contra el poder semi-feudal y el estado Indio y las fuerzas represivas que lo sustentaban.

46 años después, el movimiento revolucionario de la India surgido de la pequeña aldea de Naxalbari, conocido precisamente como Naxalitas por los hechos ocurridos en aquellos años, con el PCI (Maoísta) y el Ejército Popular de Liberación (EGPL) a la cabeza, tiene presencia –a diferente-niveles- en 15 de los 29 estados que componen la India y controlan el 35% de su territorio.

Precisamente en este 2014 se cumplen 10 años del nacimiento del CPI (Maoísta), culminando así un proceso en el que se unieron cinco organizaciones comunistas, contando con la fusión del Partido Comunista de la India (Marxista-Leninista) Naxalbari en el mes de mayo de este año. Por esto queremos hacer nuestra aportación con el propósito de familiarizar al proletariado políticamente más adelantado con la experiencia de la lucha de clases en pueblos donde el revisionismo fue combatido de una manera eficaz por la vanguardia proletaria. Pudiendo crear de esta manera una línea política justa, lo que condujo al avance del movimiento revolucionario, del partido proletario, del nuevo poder revolucionario, con un pueblo armado para poder ser dueños de sus propias vidas, para poder crear un nuevo tipo de sociedad.

El fascista gobierno indio considera al PCI (Maoísta) y al EGPL el mayor enemigo y principal peligro (con toda la razón) para su existencia.

Múltiples informes de las autoridades indias dan la alarma acerca de la gran fuerza, ​​el crecimiento en número y la eficacia de las fuerzas revolucionarias. Los servicios de inteligencia indios no paran de remitir informes sobre la actividad de los naxalitas en cada vez más departamentos. Sobre el aumento de sus fuerzas que ya se cifran entre 25.000 y 30.000 combatientes armados (entre el EGPL y las milicias) y entre 50.000 y 60.000 los militantes del partido. Lo que los convierte (cuantitativa y cualitativamente) en una de las mayores fuerzas revolucionarias del mundo actual y en un referente mundial para el proletariado de cualquier pueblo.
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Discurso de Chiang Ching ante las delegaciones enfrentadas de Anwey (5 de septiembre de 1967)

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¡Salud a todos vosotros, camaradas!

(Gran griterío: «¡Viva el presidente Mao!,¡Viva!, ¡Viva!«)

He venido bastante apresuradamente y no tengo ni idea de lo que ocurre aquí. El viejo K ́ang (K ́ang Sheng) simplemente me ha arrastrado hasta aquí. Tampoco he preparado las pocas palabras que aquí diré. Si lo que voy a decir es justo, podéis usarlo como referencia; en caso contrario me podéis criticar; ¡podéis incluso bombardearme o quemarme!

Quiero hablar acerca de la situación actual. Sobre esta cuestión de la situación existen entre nosotros diferentes opiniones. Creemos que, considerando el conjunto de la nación, la  situación de la Gran Revolución Cultural es excelente. Si, de otra manera, consideramos la situación en forma aislada, entonces, por supuesto, parece bastante grave en algunas regiones y lugares del país. En realidad, no es así.

Tomando el país en su conjunto y examinándolo desde el punto de vista histórico ¿no difiere grandemente la situación en este año de la que prevalecía por esta misma época el año pasado? El año pasado, por esta época, el reducido puñado de elevados miembros del Partido investidos de autoridad y que son en realidad acompañantes capitalistas y los chacales que los siguen en algunas localidades eran todavía considerablemente poderosos y capaces de actuar. ¿Y qué pasa ahora? Se encuentran paralizados. Algunos de ellos han sido derribados a golpes por los jóvenes luchadores revolucionarios. La parálisis en sí es cosa buena, por cuanto los caminantes capitalistas con autoridad ya no pueden moverse. Ésta es la razón por la cual se han establecido comités revolucionarios en algu-
nas localidades.

¿Qué se hace ahora? El Comité Central está abordando los problemas provincia por provincia y ciudad por ciudad, en el caso de las grandes ciudades. ¿No se ha procedido también de la misma manera en Anhwei? Ahora os hemos invitado, camaradas, de manera que los dos bandos que formáis puedan sentarse y resolver los problemas. Esta es asi mismo una buena situación.
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Comunicado de Prensa del Encuentro Internacional de Apoyo a la Guerra Popular en la India con motivo del 10º aniversario del PC de la India (Maoísta)


Nota: Los camaradas del Comité Internacional de Apoyo a la Guerra Popular en la India nos han enviado el siguiente Comunicado de Prensa sobre el exitoso Encuentro Internacional en Apoyo a la Guerra Popular en la India con motivo del 10º aniversario del Partido Comunista de la India (Maoísta) celebrado los pasados días 27 y 28 de septiembre:

COMUNICADO DE PRENSA

El Encuentro Internacional en apoyo a la guerra popular en la India con motivo del 10º aniversario de la formación del PCI (Maoísta) se ha celebrado con éxito. Asistieron delegados y representantes de partidos y organizaciones políticas de Brasil, Turquía, Alemania, Galicia, Francia, Austria, Italia y Holanda. Se recibieron mensajes de Canadá, España, Afganistán (partido y organización), Sri Lanka, Francia (otra organización), Grecia y Gales. Se presentó un informe sobre la acción de los maoístas en Túnez en apoyo a la guerra popular en la India. Se comunicaron la adhesión al Comité Internacional por parte de la Red de Blogs Comunistas y otra iniciativa conmemorativa en Irlanda.

El encuentro logró una gran unidad en el apoyo a la guerra popular en la India y resonó un fuerte ¡Lal Salaam! Al Partido Comunista de la India (Maoísta), a las masas indias, al Ejército Guerrillero de Liberación Popular y a los dirigentes y cuadros del PCI (Maoísta). Expresó su firme reconocimiento por la iniciativa tomada por el Comité Internacional, importante en el mundo, junto con las celebraciones en la India, en el fuego de la guerra popular contra las campañas de represión por el régimen indio y el imperialismo.
El Encuentro tuvo lugar durante dos días. Se abrió con un saludo a los mártires de la revolución india y del Partido Comunista de la India (Maoísta).
Tras una breve introducción por parte del Comité y el canto de La Internacional, se procedió a la lectura del gran mensaje dirigido al encuentro por parte del PCI (Maoísta), acogido muy favorablemente con aplausos y entusiasmo.
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El teatro soviético durante la invasión nazi

Nina ShershnevaNina Shershneva era enfermera en el frente de combate

Extracto de la obra de Joracy Camargo, «El teatro soviético», publicado a principios de los años 50, y muy esclarecedor sobre el gran pueblo ruso.

Afinoguenov profetizó la invasión nazi, y él mismo, dos o tres meses antes de ser destrozado en plena calle por una bomba aérea de Hitler, escribió la obra que determinaba el momento de la cobarde agresión. En la víspera, es el expresivo título de la obra de Afinoguenovel el que registra la atmósfera sugerente de aproximación de la catástrofe.

Ningún arte con más propiedad que el teatro podría establecer, para los observadores políticos, el estado de ánimo de los rusos en el día anterior al golpe traicionero del más digno aliado de Japón.

La primera escena tiene lugar el 21 de junio de 1941, la víspera de la invasión. Es noche cerrada, en un hermoso jardín a la orilla de un río por donde navega un barco de vapor y desde donde se pueden ver a lo lejos, las luces de Moscú. Están allí reunidos un general del Ejército Rojo, su familia y amigos, discutiendo sobre la posibilidad de una invasión nazi. El general cree que la invasión es inminente, pero nadie lo toma en serio.

Se desencadena una discusión, que toma los caminos más inesperados y asume diferentes aspectos. Algunos citan a Lermontov o a Tennyson; otros hacen referencias a Charles Dickens; algunos aluden a pasajes de «Guerra y Paz«, de Tolstoi, y una actriz recita las palabras que Chéjov puso en la boca de Olga en la escena final de su obra «Las tres hermanas«: «La noche es corta como las noches de junio en aquella región«. Comienza a amanecer. Algunos dicen: «Mañana será un día hermoso» «¿Mañana?» -pregunta el general, agregando: «¿Quién sabe lo que sucederá mañana?» El sol esconde su cabeza en el horizonte. Alguien propone: «¡Saludemos el amanecer con una canción!» Y todos comienzan a cantar en voz baja, cuando aparece, desde el interior de la casa, el hermano menor del general y lo lleva a una esquina para decirle: «Desde el cuartel general están solicitando su presencia urgentemente«. El general se retira en silencio, mientras que los otros siguen cantando. El sol aparece en su totalidad. Dos días después ya se escucha el ruido de los tanques que pasan sin cesar. Familiares y amigos se unen por la defensa nacional, desestimando como por arte de magia, las opiniones personales. Otro hermano del general, Andrew, ingeniero agrónomo y descubridor de una nueva especie vegetal, un grano nutritivo, quema las semillas para evitar que caigan en manos de los nazis. Con la misma fortaleza recibe la noticia de la muerte de su esposa. El anciano padre del general se prepara para hacer volar la fábrica que está construyendo, y dice: «¡Esta guerra no fue iniciada por nosotros, pero nosotros la terminamos!»
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Instrumento y momento

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«El error en que se cae frecuentemente en el análisis histórico-político consiste en no saber encontrar la relación justa entre lo orgánico y lo ocasional. Se llega así a exponer como inmediatamente activas causas que operan, en cambio, de una manera mediata o, por el contrario, a afirmar que las causas inmediatas son las únicas eficientes. En un caso se tiene un exceso de ‘economicismo’ o de doctrinarismo pedante; en el otro, un exceso de ‘ideologismo’; en un caso se sobreestiman las causas mecánicas, en el otro se exalta el elemento voluntarista e individual. La distinción entre ‘movimientos’ y hechos orgánicos y de ‘coyuntura’ u ocasionales, debe ser aplicada a todas las situaciones, no sólo a aquellas en donde se verifica un desarrollo regresivo o de crisis aguda, sino también a aquellas en donde tiene lugar un estancamiento de las fuerzas productivas. El nexo dialéctico entre los dos órdenes de movimiento y en consecuencia de investigación, es difícilmente establecido con exactitud; y si el error es grave en la historiografia, es aún más grave en el arte político, cuando no se trata de reconstruir la historia pasada sino de construir la presente y futura».

 

A. Gramsci, «Notas sobre Maquiavelo»