De la Guerra Civil Española al exilio: discurso, propaganda y reflexión a través de la revista Nuestra Bandera (4)

IV – El exilio: primera parada, México, 1940-1944 (Tercera época)

Al finalizar la guerra, la publicación se retomó desde México con el mismo subtítulo que adquirió en 1938. Su primer número salió a la venta en junio de 1940 y el último en diciembre de 1944. Continuó con el mismo subtítulo, implicando que la periodicidad fuera la misma, es decir, de carácter mensual, que llevó a cabo con gran regularidad durante los cinco años que vivió en México.

La dirección, tras la marcha de Dolores Ibárruri a Rusia, pasó a manos de otros camaradas del partido. Su director fue Antonio Mijé y su gerente Ángel Sánchez, quienes permanecieron al frente durante todo este nuevo ciclo.

Sus objetivos, aunque con un trasfondo similar, adquirieron un nuevo viraje, el que primó en la mayoría de sus colaboraciones: ofrecer su experiencia para la lucha contra la nueva situación española, puesto que se trataba de una publicación, de una serie de personas que combatido con hechos y palabras durante la guerra. Como novedad, mostraban una de las constantes propias del destierro español, la posibilidad de servir al país y a su causa desde la distancia:

«Al pueblo español se le sirve desde muchos sitios. NUESTRA BANDERA continuará ocupando la trinchera en el combate por la victoria de la clase obrera española, por la libertad de los cientos de miles de presos en las mazmorras de la moderna inquisición franquista, por la unión revolucionaria del pueblo español, por el triunfo del marxismo-leninismo».(18)

El formato y la estructura también fueron los mismos. Cada número se abría con el editorial escrito por la redacción o con el sumario del número, en los casos en los que no se incluía en la portada, ilustrada en ocasiones como en la anterior etapa con figuras relevantes del Partido Comunista Español.

Tuvo algunos números extraordinarios, tales como el 6-7 de Junio-Julio de 1941, donde se recordaba la triste fecha del 18 de Julio de 1936; y ostentó una estructura formal similar, encabezando cada número con el editorial e incluyendo en sus últimas páginas, la sección «Hechos del mes». Ésta, como en los números de la guerra nos informaba de las novedades en España y en la política internacional.

Su domicilio social cambió en varias ocasiones. Los primeros números vieron la luz con domicilio en la calle Rosales, en 1941 se trasladaron a la calle Tacuba y posteriormente a la calle Dinamarca. Su última dirección fue en la conocida avenida Morelos del México Federal y su principal editora fue la mexicana Industrial Gráfica.

El precio del ejemplar osciló entre los 30 y los 50 céntimos de peso, dinero que recibían con gran apremio dado que acusaban en sus números tener problemas económicos. Por ello, ofrecían la posibilidad de hacerse suscriptores desde numerosos países e invitaban a los lectores a brindarles donativos o erigirse como benefactores de la publicación.

El fin de la revista fue propiciado probablemente por la liberación de París y el traslado de numerosos militantes a Francia, país desde el que continuarían la revista comprobando que al deseado regreso le quedaban varias décadas.

Sus principales temas y colaboradores fueron los mismos que en años atrás. La guerra y los deseos de retorno, de cambio en España continuaron siendo el tema esencial de sus páginas, aunque el tono y el trato en los textos variaron. La reflexión pasó a tomar mayor protagonismo, teñida de experiencia, como anunciaron en el «Saludo» con el que iniciaron este nuevo ciclo:

« NUESTRA BANDERA no es nueva en las lides del pueblo español. Tiene un pasado glorioso al servicio de las más grandes aspiraciones de la clase obrera española y las masas populares, durante la guerra nacional revolucionaria de nuestro pueblo inmortal.
NUESTRA BANDERA luchó con ardor y tenacidad por una línea política clara y precisa, para dotar al pueblo de las armas ideológicas necesarias para el combate. Contribuyó al esclarecimiento hondo y profundo de las más arduas cuestiones planteadas por la guerra, cuando cientos de miles de hijos del pueblo necesitaban una guía política para la acción.
Con su obra, NUESTRA BANDERA ayudó a forjar a los militantes que en España luchan contra el feroz régimen franquista sin doblegarse y llenos de confianza en la victoria final de la clase obrera y de todo el pueblo, a los militantes que en los campos de concentración de Francia permanecen fieles al internacionalismo proletario, a los militantes que diseminados por todo el mundo muestran ser dignos hijos del pueblo español ».(19)

Notas:

18 «Saludo», Nuestra Bandera, nº 1, Junio de 1940, p. 2.

19 Ibid, pp. 1-2.

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