Enarbolar la gran bandera roja del pensamiento de Mao Tse-tung; participar activamente en la Gran Revolución Cultural Socialista (1966) (Documentos sobre la GRCP)

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El Presidente Mao Tse-tung nos ha enseñado que las clases y la lucha de clases todavía existen en la sociedad socialista. Ha dicho que en China «la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía, la lucha de clases entre las diferentes fuerzas políticas y la lucha de clases en el campo ideológico entre el proletariado y la burguesía siguen siendo largas y tortuosas, y en algunos momentos se volverán incluso muy agudas«.

La lucha para promover lo proletario y erradicar lo burgués en el frente cultural es un aspecto importante de la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía, entre el camino socialista y el capitalista y entre la ideología proletaria y la burguesa. El proletariado quiere transformar el mundo de acuerdo a su propia concepción del mundo, y lo mismo pretende la burguesía. La cultura socialista debe servir a los obreros, campesinos y soldados, debe servir a la política del proletariado, debe servir a la consolidación y desarrollo del sistema socialista y a su gradual transición al comunismo. La cultura burguesa y revisionista sirve a la burguesía, a los terratenientes, campesinos ricos, contrarrevolucionarios, elementos nocivos y derechistas, y abre el camino para la restauración del capitalismo.

Si el proletariado no ocupa las posiciones de la cultura, serán ocupadas seguro por la burguesía.

Esta es una aguda lucha de clases…

Ya que en nuestro país las fuerzas remanentes de la burguesía son todavía bastante considerables, ya que tenemos todavía un número bastante grande de intelectuales burgueses, ya que la influencia de la ideología burguesa es aún bastante fuerte y que sus métodos para combatirnos se han hecho cada vez más insidiosos, indirectos y solapados, nos será difícil percibir la lucha que se está desarrollando y podremos ser víctimas de los proyectiles almibarados de la burguesía o, incluso, perder nuestras posiciones, si atenuamos nuestra vigilancia o nos relajamos en lo más mínimo.

A este respecto, aún no se ha resuelto la cuestión de «quién vencerá a quién»: el socialismo o el capitalismo. La lucha es inevitable. No conducirla en forma adecuada puede dar origen al revisionismo.

Nuestro Ejército Popular de Liberación -fuerzas armadas del pueblo creadas y dirigidas por el Partido Comunista de China y el Presidente Mao-, es el más leal instrumento del Partido y el pueblo y un importante sostén de nuestra dictadura del proletariado. Siempre ha desempeñado un importante papel en la causa revolucionaria del proletariado y debe continuar desempeñándolo en la gran revolución cultural socialista.

Debemos adquirir una comprensión más profunda de la situación de la lucha de clases en el campo ideológico. Debemos, junto con todo el pueblo, enarbolar la gran bandera roja del pensamiento de Mao Tse-tung, llevar firmemente hasta el fin la revolución cultural socialista y hacer que el trabajo literario y artístico de nuestras fuerzas armadas desempeñe un poderoso papel en la colocación de la política en el primer plano y en la promoción de la revolucionización del hombre.

 

Existe una aguda lucha de clases en el frente cultural

 

Los últimos 16 años han presenciado una aguda lucha de clases en el frente cultural.

Durante las dos etapas de nuestra revolución, la de nueva democracia y la del socialismo, ha existido una lucha entre dos clases y entre dos líneas en el frente cultural, es decir, la lucha entre el proletariado y la burguesía por la dirección de este frente. En la historia de nuestro Partido, las luchas contra el
oportunismo de «izquierda» y el de derecha incluyeron también la lucha entre las dos líneas en el frente cultural.

La línea de Wang Ming era una tendencia burguesa que, en un momento, se desbordó en nuestro Partido.

En el movimiento de rectificación iniciado en 1942, el Presidente Mao hizo primero una refutación teórica completa de las líneas política, militar y organizativa de Wang Ming, e inmediatamente después, otra refutación teórica completa de la línea cultural representada por éste.

Las obras del Presidente Mao «Sobre la nueva democracia» y «Charlas en el foro de Yenán sobre arte y literatura» son los resúmenes históricos más completos, más amplios y más sistemáticos de esta lucha entre las dos líneas en el frente cultural y son la continuación y desarrollo de la concepción marxista-leninista del mundo y de la teoría marxista-leninista sobre la literatura y el arte.

Luego que nuestra revolución entró en la etapa socialista, fue bajo la dirección directa del Comité Central del Partido Comunista de China y del Presidente Mao Tse-tung que se libraron una serie de importantes luchas en el frente cultural, tales como la crítica a la película «La vida de Wu Sün«, la crítica al libro «Estudios sobre «El sueño del pabellón rojo«, la lucha contra la camarilla contrarrevolucionaria de Ju Feng, la lucha contra los derechistas y la gran revolución cultural socialista de los últimos tres años.

Las dos obras del Presidente Mao «Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo» y «Discurso ante la Conferencia Nacional del Partido Comunista de China sobre el Trabajo de Propaganda» son los más recientes resúmenes de la experiencia histórica de los movimientos por la ideología revolucionaria y por la literatura y el arte revolucionarios en China y en otros países, y representan un nuevo desarrollo de la concepción marxista-leninista del mundo y de la teoría marxista-leninista sobre la literatura y el arte.

Estos cuatro brillantes trabajos forman parte importante del gran pensamiento de Mao Tse-tung; constituyen en nuestros días la cumbre de la concepción marxista-leninista del mundo y de la teoría marxista-leninista sobre la literatura y el arte; son las instrucciones supremas que guían nuestro trabajo en la literatura y el arte y bastante ricas para servir a nuestro proletariado durante un largo tiempo.

En los 16 años transcurridos desde la fundación de nuestra República Popular, siempre ha existido en los círculos literarios y artísticos una línea negra antipartido y antisocialista opuesta al pensamiento de Mao Tse-tung. Esta línea negra es la conglomeración de las ideas burguesas y revisionistas contemporáneas sobre la literatura y el arte y de lo que ha venido a llamarse la literatura y el arte de los años 30. Sus expresiones típicas son teorías tales como las de «escribir lo verdadero«, «el amplio camino del realismo«, «la profundización del realismo«, oposición a «el tema como factor importante«, «personajes medios», oposición a «lo que huele a pólvora«, y «fusión de diversas tendencias como el espíritu de la época«.

La mayoría de estas teorías fueron refutadas ya hace mucho por el Presidente Mao en sus «Charlas en el foro de Yenán sobre arte y literatura».

En los círculos cinematográficos hay personas que abogan por «descartar los cánones y rebelarse contra la ortodoxia«, en otras palabras, descartar los «cánones» del marxismo-leninismo y el pensamiento de Mao Tse-tung y rebelarse contra la «ortodoxia» de la guerra revolucionaria popular.

Como resultado de la influencia o control de esta contracorriente ideológica burguesa y revisionista contemporánea sobre la literatura y el arte, entre las obras posteriores a la liberación, sobre la guerra popular, las fuerzas armadas populares y otros temas militares, hay sólo unas pocas obras buenas o buenas en lo fundamental que verdaderamente elogian a nuestros héroes revolucionarios y sirven a los obreros, campesinos y soldados y al socialismo; otras son hierbas venenosas antipartido y antisocialistas mientras muchas obras se ubican entre ambos tipos.

Algunas obras tergiversan los hechos históricos, centrándose en la descripción de las líneas erróneas en lugar de las correctas; otras describen a personajes heroicos que infringen la disciplina, o crean héroes sólo para hacerlos morir en un artificial desenlace trágico. Ciertas obras no presentan a personajes heroicos sino sólo a personajes «medios» que son en realidad retrógrados, caricaturizando la imagen de los obreros, campesinos y soldados; al describir al enemigo, no revelan su naturaleza de clase como explotador y opresor del pueblo y llegan hasta embellecerlo. Hay además otras obras que se dedican exclusivamente al amor, cayendo en gustos vulgares y sosteniendo que el «amor» y la «muerte» son temas eternos.

Toda esta basura burguesa y revisionista debe ser combatida resueltamente.

La lucha existente en la sociedad entre los dos caminos en el frente literario y artístico no puede dejar de reflejarse en las fuerzas armadas, ya que éstas no viven en el vacío ni pueden ser una excepción.

Nuestro Ejército es el instrumento principal de la dictadura del proletariado. Sin un ejército popular dirigido por el Partido, nuestra revolución no habría podido triunfar, ni existiría la dictadura del proletariado, ni el socialismo, ni nada para el pueblo. Es por eso que el enemigo, no haya dudas, trata por todos los medios de sabotear a nuestras fuerzas armadas desde todos lados y recurre a la literatura y el arte como arma para corromperlas. Debemos estar muy alerta contra esto. Sin embargo, no todos comparten este punto de vista. Algunos sostienen que el problema de la orientación
de la literatura y el arte en nuestras fuerzas armadas ya está resuelto, y que lo que queda por resolver es, principalmente, el problema de elevar nuestro nivel artístico. Este punto de vista es erróneo, es sumamente pernicioso y no está fundado en un análisis concreto. De hecho, algunas obras literarias y artísticas de nuestras fuerzas armadas han tomado la dirección correcta y han alcanzado un nivel artístico relativamente alto; otras tienen la orientación correcta pero bajo nivel artístico; las hay que adolecen de serios defectos o errores tanto en la orientación política como en la forma artística; y existen otras que son hierbas venenosas antipartido y antisocialistas. Durante las grandes tormentas de la lucha de clases en el frente literario y artístico a partir de la liberación, algunos trabajadores de
la literatura y el arte pertenecientes al Ejército no han resistido la prueba y han cometido errores de mayor o menor gravedad.

Esto demuestra que el trabajo literario y artístico en las fuerzas armadas también ha sido afectado en uno u otro grado por la línea negra antipartido y antisocialista. De acuerdo con las instrucciones del Comité Central del Partido Comunista y del Presidente Mao, debemos tomar parte activa en la gran revolución socialista en el frente cultural, erradicar totalmente esta línea negra y liquidar completamente su influencia en las fuerzas armadas. Luego que nos libremos de esta línea, otras pueden aparecer, y contra ellas debe continuar la lucha.

Esta es una lucha ardua, compleja y a largo plazo, que durará decenios o incluso siglos. En aras de la revolucionización de nuestras fuerzas armadas, en aras del futuro de nuestra revolución y del futuro de la revolución mundial, es vital que llevemos decididamente hasta el fin la gran revolución cultural socialista.

 

 

Una nueva situación en la Gran Revolución Cultural

 

Desde septiembre de 1962, cuando en la X Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VIII Congreso del Partido, el Presidente Mao llamó a todo el Partido y a todo el pueblo chino a no olvidar nunca la existencia de las clases y de la lucha de clases, ha tenido un mayor desarrollo la lucha por promover lo proletario y erradicar lo burgués en el frente cultural.

En los últimos tres años se ha observado una nueva situación en la gran revolución cultural socialista. El ejemplo más sobresaliente es el surgimiento de la ópera de Pekín con temas contemporáneos revolucionarios.

Los trabajadores de la literatura y el arte que se dedican a la reforma de la ópera de Pekín, guiados por el Comité Central del Partido y el Presidente Mao y armados con el marxismo-leninismo y el pensamiento de Mao Tse-tung, han lanzado una heroica y tenaz ofensiva contra la literatura y el arte de la clase feudal, de la burguesía y del revisionismo contemporáneo.

Este ataque ha revolucionizado radicalmente, tanto en el contenido ideológico como en la forma artística, la ópera de Pekín, anteriormente la más recalcitrante de las fortalezas, iniciando un cambio revolucionario en los círculos literarios y artísticos.

Las óperas de Pekín con temas contemporáneos revolucionarios como «La linterna roja», «Shajiabang«, «Conquistando la Montaña del Tigre» y «Asalto al Regimiento del Tigre Blanco«, el ballet «El destacamento rojo de mujeres«, la sinfonía «Shajiabang» y el conjunto de esculturas en arcilla «El patio donde se cobraban los arriendos» se han ganado la aprobación de las amplias masas de obreros, campesinos y soldados y han sido entusiastamente acogidos por el público chino y extranjero.

Dichas nuevas creaciones tendrán un impacto profundo y de largo alcance en nuestra revolución cultural socialista. Esto prueba en forma convincente que hasta la más recalcitrante de las fortalezas, la ópera de Pekín, puede ser tornada por asalto y transformada revolucionariamente, y que las formas artísticas clásicas procedentes del extranjero como el ballet, la música sinfónica y la escultura también pueden ser transformadas para que sirvan a nuestro propósito; ello nos da aún más confianza en la revolucionización de las otras formas de arte.

Al mismo tiempo, estos hechos constituyen un recio golpe para los conservadores de diversos tipos y para puntos de vista tales como la teoría del «valor de taquilla», la teoría del «valor en divisas» y la de que «las obras revolucionarias no pueden viajar al exterior«.

Otra característica sobresaliente de la gran revolución cultural socialista en los últimos tres años es la amplia actividad de masas de los obreros, campesinos y soldados en los frentes ideológico, literario y artístico. Los obreros, campesinos y sodados están escribiendo ahora muchos excelentes artículos
filosóficos que expresan el pensamiento de Mao Tse-tung basándose en la práctica; también están produciendo muchas excelentes obras literarias y artísticas en que elogian la gran victoria de nuestra revolución socialista y el gran salto adelante en los diversos frentes de nuestra construcción socialista y encomian a nuestros nuevos héroes y la sabia dirección de nuestro gran Partido y de nuestro gran líder, el Presidente Mao. Especialmente, la gran cantidad de poemas escritos por obreros, campesinos y soldados en sus periódicos murales y pizarrones, marcan, tanto por su contenido como por su forma, una época enteramente nueva.

Durante estos últimos años ha surgido también una excelente situación en el trabajo cultural de nuestras fuerzas armadas.

Desde que el camarada Lin Biao se hizo cargo de los asuntos de la Comisión Militar del Comité Central del Partido Comunista de China, ha tomado con mano firme el trabajo literario y artístico y nos ha dado muchas instrucciones importantes.

La «Resolución sobre el fortalecimiento del trabajo político e ideológico en las fuerzas armadas«, aprobada en la reunión ampliada de dicha Comisión Militar en 1960, establece claramente que el trabajo literario y artístico en las fuerzas armadas «debe ligarse estrechamente con las tareas y la situación ideológica de las fuerzas armadas para servir a la promoción de la ideología proletaria y la erradicación de la ideología burguesa, y a la consolidación y elevación de la capacidad de combate«.

La mayoría de los trabajadores de la literatura y el arte en nuestras fuerzas armadas han dado prominencia a la política, han studiado y aplicado de manera creadora las obras del Presidente Mao, han vivido en las unidades armadas de base o en el campo y en las fábricas, han tomado parte activa en el movimiento de educación socialista, se han integrado a los obreros, campesinos y soldados, se han templado aún más, han transformado su ideología y elevado su conciencia proletaria. Como resultado, han producido algunos dramas buenos como «De guardia bajo las luces de neón«, novelas excelentes como «Canto a Ouyang Jai«, y algunos reportajes, poemas de soldados, piezas musicales, danzas y obras de bellas artes, bastante buenos. Al mismo tiempo, ha surgido un grupo de creadores promisorios.

Por supuesto, éstos son sólo los primeros frutos de nuestra revolución cultural socialista, son el primer paso en una gran marcha de diez mil li. A fin de defender y desarrollar estos logros y llevar hasta el fin la revolución cultural socialista, sigue siendo necesario que realicemos duros esfuerzos durante largo tiempo. Los trabajadores de la literatura y el arte de nuestras fuerzas armadas deben esforzarse al máximo para hacer la contribución que les corresponde.

 

Crear lo nuevo propio del socialismo y lo original propio del proletariado; crear modelos sobresalientes

 

Para crear una literatura y un arte nuevos, socialistas, debemos sentar modelos sobresalientes y de esto deben preocuparse personalmente los camaradas dirigentes. Sólo cuando tengamos excelentes modelos y una exitosa experiencia a este respecto, nuestros argumentos serán convincentes y seremos capaces de consolidar las posiciones que hemos ocupado.

Debemos tener el valor de crear lo nuevo y lo original, es decir, crear lo nuevo propio del socialismo y lo original propio del proletariado. La tarea básica de la literatura y el arte socialistas es esforzarse por crear personajes heroicos de obreros, campesinos y soldados, armados con el pensamiento de Mao Tse-tung.

El Presidente Mao ha señalado: «Si usted es un artista o literato burgués, no elogiará al proletariado sino a la burguesía, y si es un artista o literato proletario, no elogiará a la burguesía sino al proletariado y al pueblo trabajador: ha de ser lo uno o lo otro«.

Por lo tanto, la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía en el frente literario y artístico se centra en tormo a qué clase se elogia, cuál es el origen de clase de los héroes que se pintan y a qué clase pertenecen los personajes que se colocan en la posición dominante en las obras literarias y artísticas.

He aquí la línea de demarcación entre la literatura y el arte de las diferentes clases. Las destacadas cualidades de los héroes surgidos de entre los obreros, campesinos y soldados sustentados con el pensamiento de Mao Tse-tung son una expresión concentrada del carácter de clase proletario. Debemos crear con pasión imágenes heroicas de los obreros, campesinos y soldados. Debemos crear arquetipos y no limitarnos a las personas y acontecimientos reales.

El Presidente Mao ha dicho: «La vida reflejada en las obras artísticas y literarias puede y debe estar en un plano más alto, ser más intensa, más concentrada, más típica, y estar más próxima al ideal y resultar, por tanto, más universal que la realidad de la vida cotidiana«.

Esto significa que nuestros creadores deben sintetizar el material brotado de la vida y acumulado durante largo tiempo para crear personajes típicos de diversa índole.

Para crear exitosamente personajes heroicos, debemos adoptar el método de combinar el realismo revolucionario con el romanticismo revolucionario, no adoptar los métodos burgueses del realismo crítico y del romanticismo.

Los creadores en el seno de las fuerzas armadas deben considerar como una gloriosa tarea suya describir las guerras revolucionarias, difundir la teoría del Presidente Mao sobre la guerra popular y crear personajes heroicos en las guerras revolucionarias.

Cuando describimos las guerras revolucionarias debemos primero estar claros respecto a la naturaleza de la guerra: la nuestra es justa, y la enemiga injusta. En las obras se deben mostrar nuestras arduas y heroicas luchas y sacrificios, pero también deben describirse nuestro heroísmo y optimismo revolucionarios. Al describir la crueldad de la guerra, no debemos tratar con truculencia sus horrores. Mientras pintamos lo arduo de la lucha revolucionaria, no debemos exagerar
los sufrimientos. Los rigores de la guerra revolucionaria y el heroísmo revolucionario, lo arduo de la lucha revolucionaria y el optimismo revolucionario constituyen una unidad de contrarios, pero debemos tener claro cuál es el aspecto principal de la contradicción; de otro modo, si ponemos el énfasis erróneamente, surgirá la tendencia pacifista burguesa.

Al describir la guerra revolucionaria popular, sea en la etapa en que la guerra de guerrillas constituye la forma principal y la guerra de movimientos, la complementaria, o bien en la etapa en que lo primario es la guerra de movimientos, debemos mostrar correctamente las relaciones que, bajo la dirección del Partido, existen entre las fuerzas regulares, las guerrillas y la milicia popular y entre las masas armadas y las no armadas.

No es nada fácil crear buenos modelos de la literatura y el arte proletarios. Estratégicamente debemos despreciar esta tarea, pero tácticamente debemos tomarla en serio. Crear una obra de calidad es un proceso arduo y los camaradas que dirigen el trabajo de creación literaria y artística nunca deben adoptar una actitud burocrática o indiferente hacia él, sino que deben trabajar duro y compartir alegrías y penas con los creadores. Deben hacer todo lo posible por obtener su material
de primera mano. No deben temer ni a los fracasos ni a los errores. Deben permitir los fracasos y los errores y dar a la gente la oportunidad de corregir sus errores. Deben apoyarse en las masas, recoger las opiniones de las masas y volver a éstas, de manera que, a través de la repetida prueba de la práctica durante un largo período, una obra se perfeccione sin cesar e integre un contenido político revolucionario con la mejor forma artística posible.

En el curso de la práctica deben resumir oportunamente su experiencia y adquirir gradualmente el dominio de las leyes de diversas formas artísticas. De otro modo no se logrará crear buenos modelos.

Hay muchos importantes temas revolucionarios, históricos o contemporáneos, que necesitan urgentemente ser descritos en forma planificada y sistemática; y en esta labor será preparada una fuerza vertebral de escritores y artistas verdaderamente proletarios.

 

 

Emancipar la mente, eliminar la superstición

 

La revolución cultural socialista debe destruir ciertas cosas y crear otras. Sin la destrucción completa de las primeras, no es posible la verdadera creación de las últimas. Para llevar a cabo la revolución cultural socialista y crear una literatura y un arte nuevos, socialistas, debemos emancipar nuestras
mentes y eliminar la superstición.

Debemos vencer nuestra supersticiosa veneración por la llamada literatura y arte de la década del 30. En esa época, el movimiento literario y artístico del ala izquierda siguió en lo político la línea oportunista de «izquierda» de Wang Ming; adoptó en lo organizativo la actitud de puertas cerradas y practicó el sectarismo; y su teoría sobre la literatura y el arte fue virtualmente la de los críticos literarios burgueses rusos como Belinsky, Chernyshevsky y Dobrolyubov, demócratas burgueses de la Rusia zarista, cuyas ideas eran burguesas y no marxistas.

La revolución democrático-burguesa es una revolución en que una clase explotadora se opone a otra clase explotadora. Sólo la revolución socialista dei proletariado elimina finalmente todas las clases explotadoras. Por eso no debemos Tomar las ideas de ningún revolucionario burgués como el principio guía en nuestros movimientos ideológico o artístico-literario proletarios.

También hubo algo bueno en la década del 30: el movimiento combatiente de la literatura y el arte del ala izquierda dirigido por Lu Sin. Hacia fines de la década del 30, algunos dirigentes del ala izquierda, influidos por la línea capitulacionista de derecha de Wang Ming, abandonaron el punto de vista de clase marxista-leninista y levantaron la consigna de «una literatura de defensa nacional».

Esta era una consigna burguesa. Fue Lu Sin quien formuló la consigna proletaria: «Literatura de las masas para la guerra nacional revolucionaria«.

Algunos escritores y artistas del ala izquierda, especialmente Lu Sin, formularon también las consignas de que la literatura y el arte deben servir a los obreros y campesinos y que éstos deben crear su literatura y arte. Sin embargo, no se encontró una solución sistemática para el problema básico de cómo integrar la literatura y el arte con los obreros, campesinos y soldados. Eran en su gran mayoría demócratas nacionalistas burgueses; algunos de ellos fracasaron en la prueba de la revolución democrática, mientras que otros no han salido muy airosos de la prueba del socialismo.

Debemos eliminar la veneración ciega a la literatura clásica china y extranjera. La literatura y el arte clásicos de China y de Europa (incluyendo a Rusia) han ejercido una influencia considerable en los círculos literarios y artísticos de nuestro país, y algunas personas los han tomado como modelos aceptándolos en su totalidad.

El Presidente Mao nos ha enseñado: «Copiar o imitar a los antiguos y a los extranjeros sin espíritu crítico, constituye en arte y literatura el dogmatismo más estéril y pernicioso«.

Las obras antiguas y extranjeras deben estudiarse también y es erróneo negarse a estudiarlas; pero
es indispensable hacerlo críticamente para que lo antiguo sirva al presente y lo extranjero a China.

Debemos tomar también una actitud analítica y no de veneración ciega, y mucho menos de imitación ciega, ante las obras literarias y artísticas revolucionarias relativamente buenas de la Unión Soviética surgidas después de la Revolución de Octubre.

La imitación ciega nunca conduce al arte. La literatura y el arte sólo pueden originarse en la vida que es su única fuente. Esto lo prueba toda la Tiístoria de la literatura y el arte antiguos y modernos, tanto de China como del extranjero.

 

 

Practicar el centralismo democrático, seguir la línea de masas

 

En el trabajo literario y artístico, tanto el personal dirigente como los creadores deben aplicar el centralismo democrático, estimular la práctica de «permitir a todos expresar su opinión» y oponerse a la de «sólo vale lo que digo yo«. Tenernos cjue seguir la línea de masas y velar para que la política sea puesta en grimer plano.

En el pasado, luego de engendrar una obra, algunos escritores hacían oídos sordos a las opiniones de las masas y obligaban a la dirección a aprobarla. Este modo de actuar es muy malo. Los cuadros que dirigen el trabajo creador en la literatura y el arte, al abordar este trabajo, deben tener siempre presentes estos dos puntos: primero, saber escuchar las opiniones de las amplias masas; segundo, saber analizar esas opiniones, aceptando las correctas y rechazando las erróneas.

En la literatura y el arte no hay obras perfectas, pero si una obra es buena en lo fundamental, hay que señalar sus defectos y errores para que sea mejorada. Las obras nocivas no se deben esconder; es preciso someterlas a la apreciación de las masas.

No debemos tener miedo a las masas, sino tener firme confianza en ellas; las masas pueden suministrarnos muchas opiniones valiosas. Y a través de tal evaluación, aquellos que tengan ideas confusas elevarán su capacidad de discernimiento.

 

 

Fomentar la crítica revolucionaria, combativa y de masas en la literatura y el arte

 

Es indispensable fomentar la crítica revolucionaria, combativa y de masas en la literatura y el arte, y romper el monopolio de la artística detentado por unos pocos «críticos» (aquellos que tienen una orientación equivocada y carecen de combatividad).

Debemos poner el arma de la crítica literaria y artística en manos de las amplias masas de obreros, campesinos y soldados e integrar a los críticos profesionales con aquellos provenientes de las masas.

Es imperioso que la crítica sea más militante y oponernos al elogio vulgar y sin principios. Debemos transformar el estilo de nuestros escritos, estimular la producción de artículos cortos y populares, convertir nuestra crítica literaria y artística en dagas y granadas de mano y aprender a usarlas con eficacia en combates a corta distancia. Por supuesto que esto no excluye escribir al mismo tiempo algunos artículos más extensos, sistemáticos y de una mayor profundidad teórica. Debemos presentar los hechos y explicar las razones y no utilizar una jerigonza para atemorizar a la gente. Ésta es la única manera de desarmar a los llamados «críticos literarios y artísticos».

La crítica tiene que dar un apoyo entusiasta a las obras buenas o fundamentalmente buenas, al mismo tiempo que señalar sus defectos con buena intención. Con respecto a las obras nocivas, es obligatoria la crítica basada en principios.

En el campo teórico, algunos típicos puntos de vista erróneos sobre la literatura y el arte deben ser completa y sistemáticamente criticados. No hemos de temer que ciertas personas nos censuren de «blandir el palo». Cuando algunos nos acusan de simplismo y crudeza, debemos hacer nuestro propio análisis.

Algunas de nuestras críticas son básicamente correctas, pero no convincentes a causa de que el análisis o las pruebas aducidas no son lo suficientemente adecuados. Esto debe mejorarse. Algunas de las personas que en un comienzo nos acusan de simplismo y crudeza abandonan esta acusación cuando logran una mejor comprensión. Pero cuando el enemigo condena nuestras críticas correctas como simplistas y crudas, debemos mantenernos firmes. La crítica literaria y artística tiene que ser un trabajo regular, ya que ella es un método importante para librar la lucha en el frente literario y artístico y un método importante con que el Partido dirige el trabajo literario y artístico. Sin una correcta crítica literaria y artística no podemos mantener una orientación correcta en la literatura y el arte ni hacer prosperar el trabajo de creación.

 

 

Reeducar, en el pensamiento de Mao Tse-tung, a los cuadros a cargo de la literatura y el arte y reorganizar las filas de los escritores y artistas

 

Para llevar a cabo una revolución cultural socialista cabal, debemos reeducar a los cuadros a cargo de la literatura y el arte y reorganizar las filas de escritores y artistas.

Ya en la época de la lucha en las montañas de Chingkang, el Ejército Rojo de Obreros y Campesinos estableció un contingente rojo de escritores y artistas, bajo la dirección inmediata del Presidente Mao y la brillante guía de la resolución de la reunión de Gutien. Durante la Guerra de Resistencia contra el Japón, a medida que nuestro Partido y Ejército robustecían su fuerza política y militar, nuestro contingente de escritores y artistas también cobró un gran desarrollo. En las bases de apoyo y en las fuerzas armadas preparamos un considerable número de trabajadores literarios y artísticos revolucionarios, quienes, especialmente después de la publicación de las «Charlas en el foro de Yenán sobre arte y literatura«, persistieron en la orientación correcta y en el camino de integrarse con los obreros, campesinos y soldados, y desempeñaron un papel positivo en la revolución. Pero el problema es que, después de la fundación de nuestra República Popular, cuando entramos en las grandes ciudades, algunos han sido incapaces de resistir la influencia corruptora de las ideas burguesas y, como resultado, han quedado rezagados en el curso de nuestro avance. Y los recién llegados entre los trabajadores literarios y artísticos de las fuerzas armadas han traído consigo la influencia de diferentes puntos de vista burgueses sobre la literatura y el arte. Hay también unos cuantos que de ninguna manera han sido transformados, sino que se aterran tozudamente a su posición burguesa.

Nuestra literatura y arte son la literatura y el arte del proletariado del Partido. Lo que nos distingue por sobre todo de las otras clases sociales es el principio del espíritu proletario de partido. Debemos comprender que los voceros de otras clases tienen también su principio de espíritu de partido y que éste es muy firme. Debemos atenernos firmemente al principio del espíritu proletario de partido y combatir la corrupción de la ideología burguesa en los tres terrenos, es decir, las ideas que guían la creación en la literatura y el arte, la línea organizativa y el estilo de trabajo.

Debemos trazar claramente una línea de demarcación entre nuestra ideología y la burguesa; no podemos coexistir jamás pacíficamente con esta última.

Los trabajadores literarios y artísticos de nuestras fuerzas armadas tienen diversos problemas, pero para la mayoría de ellos, se refieren a su comprensión ideológica, educación y nivel. Debemos tomar las obras del Presidente Mao como nuestras instrucciones supremas, estudiar y asimilar seriamente sus enseñanzas sobre la literatura y el arte, y debemos prestar especial atención a llevarlas a la práctica y aplicar de manera creadora lo que aprendemos a nuestro pensamiento y actuación de manera que adquiramos un dominio real del pensamiento de Mao Tse-tung.

Tenemos que cumplir las instrucciones del Presidente Mao y «durante un largo período, ir sin reserva alguna y de todo corazón a las masas de obreros, campesinos y soldados, al fragor de la lucha, a la única fuente, la más amplia y rica«, para integrarnos con los obreros, campesinos y soldados, transformar nuestra ideología, elevar nuestra conciencia política y servir de todo corazón al pueblo de China y a los pueblos de todo el mundo, sin ningún afán de fama o de lucro y sin temor ni a las penalidades ni a la muerte.

Nunca debemos dejar de estudiar las obras del Presidente Mao, hacer la revolución y transformar nuestra ideología. Sólo de esta manera podemos cumplir con las instrucciones del camarada Lin Biao: estar preparados para salir airosos de cualquier dura prueba en nuestra ideología, nuestra vida y nuestra habilidad profesional. Sólo de esta manera puede nuestro trabajo literario y artístico servir mejor a los obreros, campesinos y soldados y al socialismo, y ayudar a consolidar y elevar la capacidad combativa de nuestras fuerzas armadas.

La gran revolución cultural socialista está experimentando un auge y en ella está tomando cuerpo un movimiento de masas. Este gran torrente revolucionario lavará el fango de todas las antiguas ideas burguesas sobre la literatura y el arte, iniciando una nueva época en la literatura y el arte proletarios
y socialistas.

Enfrentados a esta excelente situación revolucionaria, sintámonos orgullosos de ser revolucionarios
consecuentes. Nuestra revolución socialista es una revolución para eliminar de una vez para siempre las clases explotadoras y los sistemas de explotación y erradicar todas las ideas de las clases explotadoras, nocivas para las masas populares.

Tengamos confianza y valor para hacer cosas que nunca antes se intentaron hacer. Levantemos aún más alto la gran bandera roja del pensamiento de Mao Tse-tung y, bajo la dirección del Comité Central del Partido, del Presidente Mao y de la Comisión Militar, participemos activamente en la gran revolución cultural socialista, llevémosla resueltamente hasta el fin y esforcémonos por crear una nueva literatura y arte socialistas dignos de nuestro gran país, nuestro gran Partido, nuestro gran pueblo y nuestro gran Ejército.

 

 

 

Editorial del «Jiefangjun Bao», 18 de abril de 1966

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